Proyecto misionero Madeleine

El desarrollo de los lugares Madeleine es un proyecto que lleva desarrollándose
varios años en la Provincia. Cada zona lo ha aterrizado a su manera, adaptado a
las circunstancias locales. En noviembre pasado se presentó el proyecto en San
Sebastián. Nos ha parecido interesante compartir algunos detalles desde la
perspectiva de las fraternidades.

Qué es
Todo el proyecto de los lugares Madeleine alude a una idea fundacional de las
comunidades marianistas en el siglo XIX. En la iglesia de la Madeleine, en
Burdeos, radicaba una de las primeras comunidades marianistas. «Allí
celebraban, se formaban, rezaban y se proyectaban abiertamente en la ciudad»,
compartiendo su vida y desarrollando una misión. Todos estos conceptos son
esencias del carisma marianista y no sonarán extraños a nadie que nos
frecuente. La propuesta de retomar este asunto 200 años después es una
invitación a volver a las raíces. En una forma, obviamente, adaptada a los
tiempos actuales.
No es un proyecto de fraternidades. Al contrario, engloba todas las ramas de la
familia marianista presentes en la zona: religiosos, religiosas, afiliados, grupos
de pastoral del colegio, personal del colegio, AMPA y fraternidades. Durante
cuatro años se ha trabajado despacio, comenzando por un conocimiento mutuo
y construyendo esa comunidad, «siendo conscientes de los otros, y luego
pasando al «nosotros»».

4 dimensiones que sustentan una comunidad
Se ha escogido centrar el espacio Madeleine en el colegio, particularmente en la
acción pastoral. Y se ha pensado en un proyecto misionero. De ahí salen las
«dimensiones» o ejes del proyecto, enfocados en: encuentro, celebración,
testimonio, y servicio. Es decir, el sustento de una comunidad. Un resumen
rápido de las 4 dimensiones y su aplicación:
Los encuentros están enfocados tanto para las ramas de la familia marianista
como para otros grupos de la Iglesia Católica. Se busca facilitar el contacto entre
ramas y buscar espacios y momentos de convivencia. Tanto en las ocasiones
especiales como buscando un espacio común de misión para lo cotidiano.
Para la liturgia se quiere disponer de grupos dedicados a la preparación de
eucaristías todos los domingos. Se quiere reforzar las fiestas especiales, preparar
una oración mensual y ejercicios espirituales. De todo esto hubo antes, pero es
cierto que durante muchos años ha estado algo descuidado. Por falta de tiempo,
por falta de gente. Ha habido ocasiones esporádicas, pero no han terminado de
arraigar.

En el testimonio se busca organizar la pastoral. Principalmente para jóvenes,
pero también para familias. Hay grupos de trabajo para la transmisión de la fe
en familia y de tiempo libre, pero también grupos de formación, de meditación y
de lectura de la biblia.
Por último, en el servicio se piensa en las actividades puntuales de recogida de
alimentos y saraos solidarios, en las actividades internacionales de Acción
Marianista, y en la misión de Inteser para actuaciones más cercanas mediante
voluntariado.
Puede verse que hay un intento para dar opciones fuera del mundo escolar y la
pastoral colegial, y para atender no sólo los carismas más activos.
Para más detalles, se puede consultar el documento de presentación, donde
además están los detalles de contacto. (Enlace:
https://drive.google.com/file/d/1MQyy7owVzX5eyqTNEQHOOnKM_52l__aR/view?u
sp=drivesdk
).

La misión que perdura
Hay unas características comunes en todas las dimensiones. Todo se centra en
la pastoral colegial, ya sea con escolares o con familias: las actividades, la
formación, el voluntariado para atender a gente en necesidad, lo celebrativo y la
convivencia, las oraciones. La misión se enfoca pensando en que, como
comunidad, no somos puramente usuarios de la pastoral, sino agentes activos
que prestan un servicio. Hay más demanda de actividades de pastoral que
oferta; hay una necesidad no satisfecha, por usar un término marquetero. Pero
no es mercadotecnia, es algo mucho más serio. La concentración de esfuerzos es
un ejercicio de realismo en el que implícitamente se reconoce que, como
músculo, somos poca cosa, que abarcamos poco y deberíamos ser realistas. Hay
un énfasis en vertebrar grupos de trabajo para evitar el pecadillo más clásico de
las misiones: la pérdida de fuelle. A lo largo de los años ha habido grupos de
trabajo que preparaban oraciones, misas, formaciones y desplegaban una
actividad voluntaria. Pero esos esfuerzos resistían poco los contratiempos. La
vida se complica siempre y los cambios de circunstancias tumbaban todo. Cabe
pensar que alguien podría declararnos a los fraternos como poco consistentes a
la hora de emprender la misión como grupo.
Sin embargo, esa endeblez no ha afectado a otras actividades que a lo largo del
mismo tiempo han demostrado una excelente salud. Pienso en los grupos de fe
juveniles de Aldapeta. Empezaron en el curso 86-87 y ahí siguen, inasequibles al
paso del tiempo, al ir y venir de personas clave aparentemente irremplazables.
En estos años han sido capaces de mantener una cantera de monitores y
actividades que se ha renovado sistemáticamente. Quizá los dos elementos
diferenciales son la presencia del colegio y que la comunidad misionera es
mayor, más resistente.

Para llegar a este «lugar Madeleine» se ha trabajado durante años reuniendo a
las diferentes partes de la familia marianista en San Sebastián. No es un trabajo
que requiriese tanto tiempo, pero el tiempo ha servido para empaparse y
convencerse.
Se han circulado documentos y se han recabado opiniones. Algunas bastante
críticas: en la última revisión del borrador, en octubre, desde FFMM pusimos
pegas al excesivo énfasis en el concepto de núcleo duro y los círculos
concéntricos. Es una idea muy Chaminade, pero mi sensación es que no siempre
se pone en práctica con los gestos adecuados; cada vez que ha surgido, ha
creado polémica. Quizás lo de los círculos concéntricos hay que enfocarlo
puramente en el servicio.
A ratos flota en el ambiente la sensación de que, como grupo, las fraternidades
se desdibujan en un proyecto mayor. Yo no lo creo, siempre que busquemos
nuestros momentos y nuestros ratos. En la presentación del proyecto, las
hermanas marianistas dieron algo que me dio que pensar, y cierro con esa frase
suya: «ahora somos necesarias de otra manera».

S.S

Fraternidad Sale Terrae. San Sebastian-Donosti.