El pasado martes día 30 de abril, las fraternidades de Valencia tuvimos la suerte de poder acudir a la charla de Javier Cortés para hablar, entender de mejor manera y al fin y al cabo compartir en fraternidad lo que es y representa la consagración a María para todos y cada uno de los fraternos.
Lo primero de todo, nos llamó la atención la gran cantidad de fraternos de todas las edades que allí nos reunimos, dando a entender que no sólo únicamente los jóvenes, que aún no nos hemos consagrado, tenemos preguntas y dudas al respecto, sino también aquellos fraternos con más experiencia.
Así pues, Javier comenzó a explicarnos en diferentes apartados y con una importante base teológica el por qué, el cómo, el cuándo e infinidad de matices y motivos por los cuales tiene sentido la consagración.
A lo largo de la ponencia diferentes pensamientos y sentimientos nos iban rondando la cabeza, y aquí va un trocito de ellos.
La vivencia de fe en comunidad es uno de los mayores regalos que hemos podido recibir. Y nosotros tenemos la suerte de pertenecer a la fraternidad Aletheia con la que compartimos nuestras creencias y vivencias, pero sobre todo nuestras inquietudes.
Después de varios años, como fraternos, se nos planteaba la cuestión de realizar nuestra primera “consagración a María”. Un término que para nosotros siempre ha tenido un cierto misterio.
Algo que parece tener un guión fijo, como si por llevar ciertos años perteneciendo a las fraternidades fuera un trámite a realizar, una especie de meta. Pero como bien nos explicó Javier, nada más lejos de la realidad, la consagración no debería ser un antes ni un después en nuestra vida como fraternos sino una continuación y una reafirmación en ella.
Javier repitió una palabra más que cualquier otra. Una palabra que nos resuena mucho de nuestra infancia, cuando en casa preguntábamos a nuestros padres las dudas sobre la fe y confiábamos que nos respondieran de manera inequívoca. La palabra es DON. El DON que vive en nosotros. Gracias a haber recibido ese DON, tiene sentido la consagración, que no es más que una respuesta positiva al mismo. La profundidad e importancia que tiene ese DON en nuestra vida, es lo que nos lleva a decirle SÍ a Dios, y nosotros, como Marianistas, un SÍ aún más grande a María.
Después de la charla se nos plantea una doble reflexión, en primer lugar para reposar con calma todos los matices y aspectos allí tratados y ordenarlos en la cabeza para terminar de entender bien de que se trata todo esto. Y por otro lado el meditar cada uno consigo mismo y con Dios si de verdad quiere vivir esta fe y abrazar este DON que se nos ha dado.
Realmente nos hemos sentido llamados a adoptar la figura de María como ejemplo para nuestra experiencia personal de salvación y le damos un gran valor e importancia al ser un acto público y en comunidad ya que el ejemplo vivo de aquellos que ya han abrazado ese DON y viven de una forma más cercana y en consonancia con Dios y con María nos hace querer vivirlo nosotros de igual manera.
Ignacio Sebastián, Roberto Aranda, Antonio Ros
Fraternidad Aletheia