DOS DÍAS DE OCTUBRE

Octubre es un mes muy marianista. También lo son algunos otros. Ciertas fechas del año son auténticas efemérides nuestras. Por ejemplo, el 8 de diciembre nació en Burdeos la Congregación seglar de la Inmaculada y se consagró a María el primer grupo de la Familia marianista. En este mes de octubre vamos a recordar dos efemérides importantes, que nos recuerdan momentos importantes de la vida del fundador y de sus fundaciones.

El 12 de octubre de 1797. Chaminade en Zaragoza, ante Nuestra Señora del Pilar

El 27 de septiembre de 1797, cruzaron la frontera por Hendaya-Irún, Guillermo José Chaminade y un sacerdote, discípulo suyo, José Bouet. El 11 de octubre de 1797, llegaron los exiliados a Zaragoza. Lo sabemos por un certificado oficial de residencia del P. Chaminade en la ciudad, firmado por dos testigos, antes de volver a Francia. La llegada, en la víspera del día del Pilar, tuvo que hacerle contrastar el esplendor de las fiestas, con la dura experiencia revoluciona­ria de Francia. En aquella época, el toque de campanas la víspera del Pilar era grandioso. Permanecían encendidas toda la noche mil doscientas lámparas de plata y había conciertos de órgano en la Basílica, para lograr un clima de meditación. Al amanecer de la Fiesta, se tenía la “Misa de Infantes” y la procesión oficial por la tarde, con rosario popular, doscientas linternas y cuatro orquestas.  Nos podemos imaginar la emoción de Chaminade al vivir aquello. En los tres años que pasó en Zaragoza, cuántas horas de oración en la Santa Capilla, con María y el Niño sobre la columna. Allí oró y recibió luces sobre lo que Dios quería para él a la vuelta del exilio.

            Zaragoza fue un tiempo de intensa experiencia espiritual, de profunda influencia del Espíritu Santo en el P. Chaminade. Descubre un designio divino sobre él. Ve con mayor luz el papel de María en la historia concreta de la salvación. Y, sobre todo, esboza un proyecto pastoral, un método misionero para recris­tianizar Francia, a su vuelta del exilio. Este proyecto pastoral consiste ante todo en un Movimiento eclesial misionero. Quiere volver a Francia, como Misionero Apostólico, no simplemente ligado a una diócesis, sino extendiendo su misión por todas partes, como los apóstoles en tiempos de los primeros cristianos.  Todo esto supone en el P. Chaminade un cambio notable de rumbo en su vida. Desde este momento se va a convertir en creador, en un auténtico Fundador.

2 de octubre de 1817. Fundación de la Compañía de María en Burdeos

El P. Chaminade tras su regreso del exilio en Zaragoza, funda la Congregación seglar de la Inmaculada (1800), que se desarrolla en medio de momentos de expansión y de dificultades (1809: Napoléon suprime las congregaciones en Francia). Cuando cae el emperador y llega la restauración monárquica (1815), la Iglesia encuentra la paz y la libertad para poder vivir en misión.  Primavera de 1817: se celebra en Burdeos una gran misión popular que provoca una enorme repercusión en la ciudad. El P. Chaminade estudia cómo pueden colaborar sus congregantes a afianzar los frutos de la misión. A principios de mayo el congregante Juan Bautista Lalanne se presenta ante el P. Chaminade y le comunica su decisión: consagrarse a llevar la misma vida y las mismas obras que el Director de la congregación. El P. Chaminade ve en ello la señal de Dios que estaba esperando y se emociona. He aquí las ideas que expone a Lalanne: 1º. Tuvo una inspiración que ha estado madurando treinta años. Es el momento de ponerla en práctica. 2º. La vida religiosa es al cristianismo, lo que el cristianismo es a la humanidad. Sin la vida religiosa, la puesta en práctica del Evangelio es incompleta. La vida religiosa es tan imperecede­ra como el cristianismo. 3º. No se trata de restaurar una orden religiosa como la de antes de la Revolución. Las formas monásticas están gastadas; no sirven. Pero ninguna forma es esencial. 4º. Vamos a fundar una asociación religiosa nueva con votos. 5º. En la medida de lo posible: sin nombre, sin hábito, sin existencia civil. Nova bella elegit dominus (El Señor ha elegido una nueva forma de misión. Se requieren “nuevas formas para un tiempo nuevo”). 6. María es el nuevo modelo para un cristiano misionero: espíritu de fe, cercanía, sencillez, creatividad.

Lalanne contacta con cuatro congregantes (Augusto Brougnon-Perriere, Domingo Clouzet, Luis Daguzan y Juan Bautista Collineau) y les cuenta la entrevista que ha tenido con Chaminade, de crear una nueva vida religiosa. De hecho, en la Congregación funcionaban ya los “tres estados”: tres formas de vivir como congregante. El “primer estado” era el congregante que profesaba el “acto de consagración a María” para vivir su vida cristiana como un autentico misionero en la ciudad. Los otros dos estados nacen del primero, pero son “secretos”, por representar unos compromisos mayores y por estar también al servicio de la Congregación, sin que esta sepa nada de ello. Se quiere evitar “distinguirse” públicamente y a la vez consagrarse cada vez más. El “segundo estado” supone emitir votos privados. Los congregantes del “tercer estado”, junto a la profesión de los votos, quieren vivir además en comunidad. Hay que tener en cuenta que la Vida consagrada (comunidades consagradas por votos públicos), fue eliminada en Francia por la Revolución. Se sueña una nueva Vida consagrada…  

Los que han formado el grupo con Lalanne estaban trabajando como profesores en el pequeño colegio del congregante Estebenet. Entonces le piden al P. Chaminade que les dirija un retiro decisivo. Tiene lugar en la casa de campo “San Lorenzo”. Es un retiro de reflexión y discernimiento, que terminan el 2 de octubre, fiesta de los Santos ángeles custodios. En la clausura declararon su firme decisión de fundar una orden religiosa y se pusieron a disposición del P. Chaminade. Este los abrazó y, aunque todavía no les permitió hacer votos como querían, les buscó una casa donde empezar a vivir en comunidad. Tras el retiro, dos congregantes más, Juan Bautista Bidon y Antonio Cantau, toneleros, se unen al grupo inicial. Ya están los siete fundadores. Ha nacido la Compañía de María.

Enrique Aguilera SM