Esto del recrear tuvo su banderazo de salida en esta zona en la fecha habitual de los
inicios por aquí: el último fin de semana de septiembre.
Domingo de consagraciones: día de encuentro, reencuentro, descubrimiento,
celebración y de compartir; tanto para los fraternos como, cada vez más, para todos
los que desde un sentir marianista nos congregamos por diferentes llamadas en un
ámbito concreto: la capilla del nuevo colegio, que va dando espacio físico y espiritual a
esa tarea de descubrimiento y configuración común que es Madeleine.
Teníamos claro que el curso, que empezaba tranquilo, iba estar centrado en trabajar y
vivir, personal y comunitariamente, los desafíos que llegasen desde el proyecto
recrear, fruto de la última asamblea.
Y, así, tranquilos e ilusionados, celebrando y disfrutando, posábamos mirando al cielo,
abiertos a su inspiración recreadora.
En realidad, la víspera ya habíamos comenzado a trabajar. Sten, que había estado
acudiendo a la comisión donde han elaborado todo el trabajazo previo, nos presentó la
primera fase del trabajo, basado en los resultados de la encuesta y en algunas
conclusiones al hilo de ellos desde las que comenzar.
Puso muy de relieve algo esencial que el mero dato puede ocultar: que detrás de esos
datos y conclusiones de la encuesta, hay 40 años de historias y experiencias.
Así, con un montón de datos y de experiencias compartidas enfocamos la cuestión,
pasando de la frialdad de las cifras y los quesitos a hacer de esos datos, a la luz de
nuestra historia y vivencia, una base de partida para recrear entre todos.
Nos hacemos también conscientes (simplemente tenemos que mirar a quienes
estábamos allí) de que tanto las vivencias de los de 40 años de fraternidad como las de
los más recientes construyen nuestro presente y pueden iluminar lo que viene por
delante. Recrear es cosa de todos.
Fue también esa tarde el momento del relevo de Lidia, que nos ha guiado y cuidado
con cariño y paciencia infinitos en tiempo de pandemia, en vivo y on-line, sosteniendo
la vida que había en nuestros grupos y sembrando para un futuro con jóvenes y que
apunta a Madeleine como vocación. Gracias, Lidia.
Desde este banderazo de salida, la zona ha ido trabajando: cada uno, cada fraternidad
y luego en encuentro general, todos los que han querido aportar, por ahora, su
experiencia, su reflexión y su visión de futuro para el reto del recrear.
El 19 de noviembre la zona se juntó para rezar, reflexionar y elaborar una respuesta a
cuáles son los retos que las fraternidades tenemos. Es decir, las cuestiones que exigen
y orientan nuestro recrear. Se notó el trabajo previo de todas las fraternidades, que
hicieron llegar muchas aportaciones; y los numerosos comentarios de los asistentes.
Con todo ello Ana fue elaborando un colorido y extenso mapa conceptual:
Del que, a lo largo del debate y la reflexión en común, extrajimos cinco retos donde
centrar el recrear las fraternidades:
El Plan Personal de Vida, que es nuestra herramienta identitaria como laicos, la
clave de lo que hacemos, a cuidar y revisar en clave laical.
Somos laicos marianistas, en transito de una estructura referencial religiosa
hacia una estructura laical que tenemos que definir y llenar de contenido.
Madeleine: descubrir qué es, cómo estar presentes y qué es lo específico que
podemos aportar a ese ámbito como fraternos.
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Los Jóvenes: transmitir fraternidades, cuidando el camino en el que van
conociendo lo marianista y concurren con otros grupos de nuestro mismo
ámbito; encontrar nuestro papel ahí, atentos y a la escucha.
La formación: compartir, aportar, elaborar material para el itinerario de los
primeros años. Formarnos como laicos.
Y desde ahí, estamos preparándonos ya para la segunda gran fase del Proyecto
Recrear, en el que confrontaremos el camino vivido hasta ahora y los retos que
identificamos en este momento de nuestro recorrido con las intuiciones que tuvo
Chaminade hace 200 año. ¡Casi nada!
Así lo compartimos en el Encuentro de Familia del pasado 13 de Enero, en el que
transmitimos nuestra experiencia en Recrear a religiosas y religiosos, invitándolos a
participar en este proceso en el que nos va tanto.
