¡Cuánto hemos tardado en dar a conocer a Lalanne! Ya era hora, tras estos años con la historia y escritos chaminadianos, de abrirle paso a uno de los fraternos mas famosos de los comienzos, luego primer religioso de la Compañía de María, nuestra figura pedagógica más importante de los orígenes. Estamos además en un momento muy interesante de la investigación sobre su vida, con el “descubrimiento” del «fondo Marionneau» de la biblioteca municipal de Burdeos y la publicación del «Diario espiritual» de Lalanne.
Lo que sabíamos de Juan Bautista Lalanne.Lo primero es que fue uno de los “fraternos” de la primera hora, en aquella Congregación de la Inmaculada que nacía en 1800. Y que perteneció al “grupo de los quince”, de congregantes “supercomprometidos”. Entusiasmado como muchos congregantes por la misión popular predicada en Burdeos en la cuaresma-pascua de 1817, se decidió a dar un paso al frente y contarle a Chaminade, en la casa de este frente a la iglesia de La Magdalena, que quería dedicar su vida a los proyectos de Chaminade. Allí se iniciaron los preparativos que desembocaron en el retiro de San Lorenzo y en el día 2 de octubre, la fundación de la Compañía de María. Fueron siete, pero Lalanne era el “hijo primogénito”, como decía el Fundador. Fue una persona muy valiosa bajo muchos puntos de vista, y encima él se lo creyó siempre (¿podría ser su lema: “vanidad, orgullo, gloria”?). Por eso su trabajo espiritual fue siempre la humildad y siempre dijo que la Compañía de María era su barco donde se salvaría: “Mi estrella ha muerto. La Compañía de María es el arca que he construido (sic) para salvarme, junto a otros. Mi existencia, en sentido espiritual y religioso, está unida a la suya. Separarme de ella es morir” (Carta a Caillet. 10-abril-1837). Y siempre contó con la paciente ayuda de su guía espiritual, G.José Chaminade, que le dirigió desde los doce años. Y que nunca le falló, porque se consideraba verdaderamente su padre, a pesar de tantas aventuras y desventuras de su hijo.
A Lalanne lo hemos ido encontrando en nuestros libros de historia, espiritualidad y pedagogía marianista. Los que pudieron leer en francés «El espíritu de nuestra fundación» allí lo volvieron a encontrar, sobre todo en el volumen sobre la Educación (ya lo podemos leer en traducción española en la BDM: Vol III, cap 3º). Se nos contaron cosas sorprendentes sobre su espíritu innovador en la gestión de los centros, pedagogía, y didáctica: la piscina que construyó en Saint-Remy y el mapa en relieve de Francia; el entomólogo e investigador sobre las mariposas que viajó a pie los 700 kilómetros desde Alsacia hasta Burdeos, para estudiar en vivo y en directo los insectos de Francia; su desastrosa gestión económica en Saint Remy y Layrac; el Lalanne defensor de la libertad de enseñanza, aliado con Lammenais y compañía, articulista y escritor. El impulsor de las “Academias” culturales y festivas de las entregas de premios; el gran director del colegio Stanislas de París durante quince años, que abrió la etapa marianista de este centro católico que todavía sigue siendo una referencia en Francia. Lalanne, el alma liberal y creativa de la Compañía de María.
La Biblioteca Digital Marianista (BDM) ha publicado la única biografía existente sobre Lalanne, escrita por el religioso marianista Pierrre Humbertclaude, en 1932 y en edición revisada por el autor y en nueva edición: “Un educador cristiano de la juventud en el siglo XIX. Juan B. Felipe Augusto Lalanne” (2019). El mismo año se ha publicado también toda la Correspondencia cruzada entre Chaminade y Lalanne. Y para que no faltara nada, dos años antes, se descubría, oculto en un fondo de manuscritos del ayuntamento de Burdeos, el “Diario espiritual” de Lalanne, que se fotografió inmediatamente para su publicación (2017).
Pues aquí tenemos muchas opciones de lectura para elegir y conocer al que sin duda es la figura más completa y original de los inicios de la Familia marianista, después del Fundador.
Enrique Aguilera SM