Hace más de 30 años que los marianistas somos bienvenidos en Senés, un pueblo de Almería que nos acoge cada Pascua como si fuéramos parte de su padrón. De esto saben mucho algunas familias muy ligadas al Colegio El Pilar de Valencia, que fueron las precursoras de esta evangelización sencilla, testimonial, muy al estilo Chaminade.
Hace tres años los jóvenes que algo habían oído nos animaron de nuevo y nos preguntaron ¿por qué no vamos a pasar la Pascua a Senés?; tenía sentido ya que el pueblo seguía preguntando por los marianistas, aunque ahora ya no tenemos la casa; quizás por ello algunas personas del pueblo nos han ayudado a buscar casas particulares donde alojarnos, nos han facilitado el Colegio para actos sociales y nos han cuidado con un cariño maravilloso.
Es impresionante cómo el pueblo acude el Jueves Santo al lavatorio de pies, buscando sentirse limpios. Cómo salen al encuentro del Viernes Santo para perfumar al Cristo yaciente. O cómo brilla el pueblo durante el Vía Crucis de Cristo y a la vez nuestro, llevando su imagen y la de María por esas calles estrechas, empinadas e irregulares; como la vida.
Eduardo Fernández Moscoso, ha podido venir estos tres últimos años a celebrar los oficios del Sábado Santo, la noche de la luz y del agua, que se hace vida cuando el Señor Resucitado nos acompaña en Senés. Para concluir la Vigilia Pascual en el fuego de la plaza, todos juntos, jóvenes, mayores, laicos y religiosos disfrutamos del encuentro con Jesús que se vive en Senés.
Que nunca se pierda el Espíritu de Senés.
Pablo Milian y Laura Tuset
