Valencia: un verano para compartir

CAMPAMENTOS DE VERANO

Los meses de verano los fraternos más jóvenes han realizado su voluntariado

como monitores en los campamentos de Xaire y Sámara, con actividades orientadas a educar en la vida de fe a los chavales. “Que un niño te diga que es la primera vez que ha sentido a Dios en su vida, eso no se hace por dinero, y no tiene precio”, asegura la monitora Sara Martí de la fraternidad Kuleana. Han sido momentos de convivencia y de poner la mirada de Jesús en la vida de otros; un ejemplo también aquellos fraternos “maduros” que han “servido” en cocina con nuestros jóvenes. Desde aquí os damos las GRACIAS por vuestro trabajo y entrega.

CAMINO DE SANTIAGO

Marta Morcillo, de la fraternidad Aletheia, nos comparte su testimonio del

Camino de Santiago que se ha organizado desde FORTES: “He tenido la grandísima oportunidad de conocer a gente de fraternidades, de grupos Guinomai y a personas que han ido a los coles Marianistas en España o a otras actividades de FORTES. Camino inmejorable con una compañía que lo hacía agradable y llevadero, así como muy divertido. Doy gracias a Dios por habernos cruzado a todos en este Camino y ¡haber podido llegar a Santiago!”

TAIZÉ

Y también FORTES ha organizado la visita a Taizé (Francia). Biodiversidad, la otra crisis ecológica es el tema que ha centrado la Semana de Reflexión dirigida a la juventud de entre 18 y 35 años. Del 21 al 28 de agosto un grupo de fraternos de Valencia han participado en esta semana viviendo la experiencia de Taizé.

Para Andrea Morata de la fraternidad Aletheia, era su segundo viaje allí y nos comparte su vivencia: “En Taizé te acostumbras a una rutina de paz donde el rezo es el eje vertebral. Todos los días tienes tres regalos en forma de oración, en una iglesia con un ambiente especial, unos cantos, cientos de personas a tu lado y una sencillez arrolladora. Diría que es una experiencia preciosa e intensa. Hay grupos de reflexión con personas de todo el mundo, donde cada una explica aspectos de su fe. Pese a que las oraciones las compartes con cientos de personas es, sobre todo, una experiencia que me ha permitido cultivar mi intimidad con Dios. También me ha servido para recordar lo mucho que Le necesito presente en mi día a día. Además, he aprendido nuevas formas de orar de manera muy personal”.