Unidos en la Misión. Un servicio a favor de las sociedades menos evolucionadas

Soy Ignacio Sebastián de la fraternidad Aletheia. Este verano estuve en Kenya en un proyecto de voluntariado médico del cual ya os hablé antes de ir y es por eso me gustaría contaros un poco cómo fue mi experiencia y mi misión allí.

Estuve durante 1 mes en un dispensario médico echando una mano a los sanitarios locales en todo aquello que se necesitaban, tanto de índole médica, humanitaria, así como económica en gran parte gracias a vosotros que ayudasteis con vuestro granito de arena para poder llevarlo a cabo.

Durante mi estancia allí viví numerosas situaciones que, aunque en el momento no eres consciente de ello, cuando al final del día te paras a pensar, recapacitar y rezar sobre ello, te marcan. En Kenya hay mucha pobreza y muchas desigualdades sociales. Pocas oportunidades para ganarse la vida y ya ni hablemos de prosperar económicamente.

Es por ello que de primeras tiendes a pensar lo afortunados que somos por vivir en una sociedad evolucionada, con derechos, con una buena situación económica general, o al menos en comparación con este tipo de países. Pero al margen de la comodidad que ello supone y de sentirte protegido por un techo cada noche, esto no nos quita las preocupaciones o los problemas del día a día. Cualquier persona con la que te topes, aquí en España, tiene sus problemas, ya que una vez cubiertas las necesidades básicas nos ponemos nuevos objetivos y de la no cumplimentación de ellos surgen los problemas, malestares y disconformidades con la vida y con uno mismo. Sin embargo, allí, siendo el poder llevar algo de dinero a casa al final de cada jornada laboral la mayor de sus preocupaciones, el resto de situaciones de la vida cotidiana se convierten en mucho más insignificantes y la gente sin duda es mucho más feliz.

Esto es, hasta cierto punto paradójico, incluso puede ser un cliché: “son más felices con menos”. Pero ciertamente lo creo así y es lo que he vivido.

Me gustaría, por tanto, parecernos un poco más como sociedad en este ámbito a ellos. No estar siempre disconformes o a disgusto con lo que tenemos y con lo que somos sino simplemente aceptarnos y aceptar cada uno nuestra realidad y ser felices con ella, a pesar de los inevitables inconvenientes que la vida nos pone en el camino.

Por otra parte, tuve la suerte de compartir un fin de semana con Elvis, el responsable de las fraternidades marianistas en Mombasa. Me abrió las puertas de su casa y de su fraternidad sin conocerme y pude disfrutar con él y con el resto de la comunidad de la eucaristía, la reunión semanal de su fraternidad y varias actividades más en conjunto con las que pude ver cómo viven ellos el carisma marianista y como evangelizan a través de este.

Por último, quiero aprovechar esta oportunidad para animar a todo aquel que pueda y quiera realizar una experiencia de este tipo ya que estoy seguro que será muy enriquecedora a nivel cultural, social, humano y religioso.

Ignacio Sebastián