Después de estar varios años repensando nuestro modelo de vida cristiana como fraternos, y habernos acercado de manera libre y directa a las intuiciones que el Padre Chaminade puso en marcha a su llegada a Burdeos en el año 1800, tras su exilio en Zaragoza, las Fraternidades Marianistas de la Provincia de Zaragoza, creímos que era el momento de peregrinar a Burdeos y mirarnos en aquel modelo de vida eclesial y de espiritualidad que intentó desarrollar desde el principio el Padre Chaminade.
El objetivo de la peregrinación consistía en intentar situarnos como acompañantes del Padre Chaminade a su regreso a Burdeos y procurar acercarnos lo más experiencialmente posible, a lo que se vivió bajo su liderazgo espiritual y eclesial, entre los años 1800 y 1809 en la ciudad de Burdeos.
Como peregrinos, éramos conscientes que tan importante como alcanzar la meta, es la experiencia del propio viaje, del propio peregrinar, el caminar, el abrirse al espíritu. Por eso nos preparamos para esta experiencia, y leímos y llevamos al corazón, meses antes de iniciar la peregrinación, documentos y textos del Padre Chaminade a su llegada a Burdeos en 1800. Era importante descubrir lo que sintió y vivió.
Acudimos a la peregrinación 105 fraternos de las zonas de San Sebastián, Barcelona, Zaragoza y Valencia de los días 1 al 3 de noviembre, acompañados de algunos religiosos.
Iniciamos la peregrinación, unidos al dolor de todas las personas de las distintas poblaciones de Valencia, que habían sido víctimas de la Dana y que lo habían perdido todo. Sintiendo nuestra pequeñez y vulnerabilidad ,nos pusimos en camino como peregrinos sostenidos por el Señor, sabiendo que Él nos guiaría y haría obras grandes en nosotros.
Durante los días de la peregrinación tuvimos momentos intensos de oración y celebración, visitamos la Madeleine y algunos de los lugares fundacionales del Padre Chaminade, visitamos la Misericordia y pudimos acercarnos a la figura de Teresa Lamourous tan importante en la vida del Padre Chaminade, celebramos una Asamblea como las que el Padre Chaminade celebraba todos los domingos en la Madeleine, fuimos acogidos en el colegio marianista de Burdeos, donde pudimos por las tardes reunirnos por grupos y reflexionar sobre la vida del congregante y sobre el Padre Chaminade como maestro espiritual, visitamos la tumba del Padre Chaminade en donde rezamos y dimos gracias por su vida. Fueron dos días y medio de una intensa vivencia comunitaria, en la que fraternos de distintas zonas, nos reconocimos como miembros de una comunidad laica marianista.
Todo lo vivido nos ha hechos sentirnos de manera especial herederos del mensaje del Padre Chaminade, portadores de un carisma actual y necesario en la Iglesia y llamados nosotros como laicos marianistas a mantenerlo vivo.
Regresamos a nuestra zonas como peregrinos, sabiendo que nuestra vida es un peregrinar constante a donde nos lleve el Espíritu, y que ese mismo Espíritu, nos guiará para dar Vida a nuestro carisma, que nuestra experiencia como peregrinos, no terminó el día 3 de noviembre cuando regresamos a nuestras casas, sino que abiertos al Espíritu seguiremos caminando, con un corazón agradecido por sentirnos parte de una comunidad laica marianista, de una familia marianista, que a pesar de nuestras debilidades, camina unida, que sabe leer y construir su historia a través de la palabra de Dios, en la que nos sentimos llamados a evangelizar con nuestras vidas, a llevar el mensaje de Jesús allí donde estemos como el Padre Chaminade hizo a su llegada a Burdeos, y que miramos la vida con esperanza porque tenemos fe, la fe de María, la del Padre Chaminade, una fe que es confianza absoluta en el Señor, que nos lleva a vivir en búsqueda, leyendo los signos de los tiempos, y siendo testigos de Jesús, dando vida al mensaje del Padre Chaminade en lo cotidiano de cada día.
En nuestro corazón después de los vivido, resuenan muchas palabras a las que queremos dar vida: María, comunidad, familia, evangelizar, carisma, espiritualidad, fidelidad, confianza, testigos, evangelio.
UN SOLO CORAZON Y UNA SOLA ALMA
Herminia Rangel.
Responsable Provincial de las Fraternidades de la Provincia de Zaragoza