Esta experiencia empieza con un sí. La fecha se va acercando y empezamos a sentir cierto cosquilleo en nuestro interior, ¿cómo será? ¿quiénes irán? ¿cómo nos sentiremos? Preguntas que, cada día que pasa, tenemos más ganas de responder. El miércoles, toca trabajar con poco afán, nuestra cabeza solo piensa en coger la maleta y emprender esta nueva aventura dejando atrás todas las preocupaciones y problemas del día a día. Nos juntamos todos, y, sin darnos cuenta, llegamos a Logroño, ¡qué corto se nos ha hecho! Todos nos vienen a recibir con los brazos abiertos y nos hacen sentir como en casa. Tras presentarnos, nos vamos de picoteo a la calle Laurel y tras unos pintxos y unos vinitos, volvemos al colegio a recargar pilas.
Jueves Santo. Día del amor auténtico. Comenzamos adentrándonos en Jerusalén y reflexionando sobre las esclavitudes que nos rodean. ¿Veo la mota en el ojo ajeno y no veo la viga en el mío? Con estas preguntas, supimos darnos cuenta de que nuestros corazones son imperfectos, que cargamos nuestras mochilas de piedras y que nos ponemos escudos que nos alejan de los demás. Y, lavándonos los pies los unos a los otros y compartiendo la última cena con Jesús, terminamos este primer día de amor fraterno.
Viernes Santo. Día de compartir la cruz. ¿Por qué me has abandonado? Intercambiando opiniones en pequeños grupos, pudimos vivir la Pasión desde diferentes perspectivas y acompañar a Jesús en su duro camino. Cerramos el día adorando la cruz y liberándonos de nuestros problemas. Fue un día intenso pero especial.
Sábado Santo. Día de pasar de la soledad al encuentro. ¿Y, ahora qué? Tras pasar los momentos de debilidad, gracias a nuestras dotes deportivas, repusimos fuerzas jugando unos partiditos de voleibol, pasando así, de la oscuridad a la luz.
Domingo de Resurrección. Día de celebración. ¿Cómo quiero que sea mi vida? Con nuestras baterías cargadas, es el momento de trasladar a nuestra rutina todo lo vivido durante estos días. Y es que como dice la canción el… amor del señor es tan maravilloso… ¡maravilloso amor…!
“Ensanchar el corazón, llenarlo de nombres, de historias y recuerdos; darle un ritmo vital y compasivo, no permitir que nada lo endurezca, volverlo más sensible a la herida y más propenso al amor.”
Ane, Leire, Iñigo, Gabri y Lidia / Fraternos de Donosti