En la zona de Zaragoza, las Fraternidades Marianistas de Zaragoza, estuvimos en la celebración del Jueves Santo, donde nos reunimos en torno a la mesa del Señor para recordar la institución de la Eucaristía. Nos dejamos lavar por él y nos sentimos llamados a ser también los que se pongan al servicio de los demás. De la iglesia pasamos al oratorio, donde pudimos rezar ante el monumento haciendo compañía a Jesús.
La celebración del Viernes Santo en la ciudad de Zaragoza nos recordó el amor infinito de Jesús, que padeció por nosotros, para compartir en todo la realidad humana excepto el pecado. Un día lluvioso y triste, doliente, en donde nos reunimos porque si estamos juntos la muerte de Jesús cobra más sentido.
De igual manera, vivimos la resurrección de Jesucristo, la victoria de la vida sobre la muerte.