1.- Vivencias y experiencias más significativas del P. Chaminade hasta la Revolución
Vamos a tratar de examinar el cambio fundamental de estrategia misionera en el origen del carisma marianista. Para ello, tenemos que comenzar por recordar brevemente las vivencias y experiencias más significativas del P. Chaminade, hasta la Revolución. Porque el cambio, que se originó con la Revolución y el exilio, constituye la intuición germinal del carisma. En definitiva, queremos llegar a determinar después lo que vio en Zaragoza.
Burdeos de los estudios: Era la segunda mitad del Siglo XVIII, llegando a la década de los ochenta. La ciudad está en plena evolución económica de expansión y crecimiento. Al mismo tiempo, eran tiempos de presagios e inquietudes, todavía nada amenazadoras, pero algo inquietantes. Burdeos está en plena ebullición. Se discute mucho sobre Voltaire, Rousseau y Diderot. Unos, bajo su influencia y otros, queriendo contrarrestarla. La Compañía de Jesús había sido disuelta, el filosofismo intentaba erosionar los fundamentos de la religión y otras nubes grises pasaban fugaces por el horizonte. Pero los hombres de Iglesia podían hablar y actuar con libertad, amparados por la monarquía cristiana y el poder civil, aunque la Iglesia, como veremos a continuación, seguía una estrategia de repliegue.
La congregación de Santa Colomba: El P. Chaminade entró en contacto con la congregación de Santa Colomba. Con la supresión de la Compañía de Jesús., se temió mucho que desaparecieran también las congregaciones animadas por los jesuitas. En el Burdeos turbulento de fines del siglo XVIII, un sacerdote de la Parroquia de Santa Colomba, M. Alary, quiso que continuara la congregación de estudiantes, sobre todo de estudiantes de Teología. Quedó vinculada a la Parroquia y la confió después a un Vicario de la misma, Noël Lacroix. Los estudiantes de la ciudad que querían protegerse contra esos incipientes ataques, se agrupaban en congregación, para conservar el fervor y para defenderse del contagio del mal. Junto a esta congregación de estudiantes, había otras, según las profesiones y oficios, cada una por su lado. La estrategia cristiana era, pues, cerrar filas para ganar en densidad de vida interior y levantar trincheras de separación para que no penetraran entre ellos esas peligrosas ideas que estaban incubando la revolución. Había que mantener bien firmes las estructuras eclesiales y agrupar a los cristianos para defenderse, recluyéndose dentro de sus muros.
Esta estrategía apostólica, probablemente no logró convencer mucho al P. Chaminade. Con el tiempo, se revelará bastante inadecuada y muy poco eficaz.
La técnica de las Aa en el interior de las congregaciones marianas: ¿Qué eran las Aa? Parecen ser las iniciales de Associatio amicorum, que era siempre una asociación secreta, dentro de otra asociación, por ejemplo, en las congregaciones. Los aaístas eran personas que prometían permanecer en la congregación hasta la muerte, cumplir fielmente todas sus reglas, tener una devoción grande a la Virgen, a veces con la promesa de defender la Inmaculada Concepción y ser el núcleo animador de la congregación. Pero los demás congregantes desconocían completamente su existencia. Guillermo José probablemente también entró en la Aa. Tuvo mucha relación con aaístas: Langoiran, que era uno de sus profesores más queridos de Teología, y Lacroix, el vicario de Santa Colomba, eran aaístas. Es importante subrayar que el P. Chaminade experimentó la eficacia apostólica de la técnica de las Aa. Después, se inspirará en ella en su búsqueda de un estado religioso disperso en el mundo y hasta en la fundación de las dos órdenes religiosas al servicio de su futura congregación mariana.
Búsqueda infructuosa de una Orden religiosa: En este tiempo de Burdeos, se sitúa la búsqueda del P. Chaminade de una Orden religiosa en la cual pudiera entrar. Ocurrió la anécdota de aquella visita que hizo y que le produjo tan buena impresión, hasta el punto que pidió hacer un retiro de ocho días, para ver si Dios le llamaba a aquella Orden. Pero tuvo una gran decepción, al compartir la vida y la oración de ellos: los encontró «relajados», tanto que no acabó el retiro y se marchó. Este episodio es una muestra más del interés de Guillermo José por la vida religiosa.
La experiencia dichosa de Mussidan: Guillermo José Chaminade pudo comprobar, con sus dos hermanos, la eficacia de un equipo educativo bien conjuntado, durante los años dichosos de Mussidan. Con la llegada de la Revolución, esta experiencia se hace imposible : hay que buscar nuevos medios y una nueva manera de evangelizar, porque con la Revolución, todo su mundo se ha derrumbado.
La Iglesia se desgarra. La sociedad, que había tenido un barniz cristiano muy superficial y sociológico, se descristianiza de forma galopante. El P. Chaminade, como tantos otros, se ve perseguido y clandestino.
¿Cuál va a ser el paso decisivo? ¡Zaragoza! Pero ¿qué ocurrió allí para entender el cambio de estrategia misionera? ¿Qué vio en los tres años de exilio? No se pierdan el próximo capitulo…
Enrique Aguilera